jueves, 23 de mayo de 2013

Crítica Django Desencadenado



Hace unos días pude leer unas declaraciones de Leonardo DiCaprio en las que afirmaba disfrutar de trabajar con los más locos. Tal vez esa frase encaje bastante bien con lo que sucede en 'Django Desencadenado'. Una película en la que Quentin Tarantino demuestra no dejarse llevar por límites o cánones. Al menos ni la décima parte de lo que hacen otros compañeros de profesión.

Tarantino nos muestra una versión personal del modo en el que enfrentarse a las injusticias. De paso les saca los colores a sus compatriotas con las prácticas esclavistas que tanto rédito les ofrecieron en los albores de su fundación (Hollywood suele derivar responsabilidades en esto, o al menos diluir las patrias tanto que prácticamente parece como si "pasaran por allí"). Pero no hay que confundirse, 'Django Desencadenado' no es un alegato contra la esclavitud. Lo es, si es que tiene cierta parte de alegato, como una reivindicación contra la injusticia. Como el propio Tarantino afirma ¿por qué los que sufren las injusticias no se levantan y acaban con los que les tienen oprimidos?


Nota 7

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