jueves, 23 de mayo de 2013

Crítica Rompe Ralph


Ralph sueña con ser tan querido como el hombre perfecto, que todo lo arregla, Fix-It Félix. El problema es que a nadie le gusta tanto un chico malo, pero en cambio todos aman a los héroes. Así que cuando un moderno juego llega con un personaje malo, el sargento Calhounn, Ralph ve una oportunidad para demostrar su heroísmo y alcanzar la felicidad. Ralph Se mete en el juego con un simple plan, ganar todas las medallas. Pero por accidente libera a un súper villano que amenaza a todos los juegos del salón recreativo.

'Rompe Ralph' nos muestra una sumamente cuidada recreación de los personajes más pop del videojuego de los ochenta y noventa. Sin dejar en absoluto atrás a los más actuales. Algo parecido a lo que en su día logró DreamWorks con los personajes de cuento, pero ahora en un formato digital que lleva a las mil maravillas.

Un argumento entretenido, un aspecto visual "Diseny", es decir, sumamente elaborado y con guiños casi en cada fotograma. Todo sazonado por un fresco desparpajo que no se había prodigado demasiado -al menos hasta ahora- salvo en todo lo que llevara el marchamo Pixar.



Nota 6

Crítica Amor


Si hubiera que calificar 'Amor' por la sensibilidad y respeto con la que Haneke aborda la relación entre la pareja protagonista, no vacilaría en calificarla como una obra maestra. Haneke deja su cámara, estática en muchas ocasiones, en el hogar de unos ancianos que han pasado toda su vida en común. Comparten experiencias, comparten una hija, comparten gustos y una rutina. Hasta que, de pronto, sin previo aviso como suele suceder, se pone a prueba para uno de ellos aquella promesa de 'En la salud y en la enfermedad'.

A partir de ahí todo será una espiral en la que Georges, el marido, pondrá toda su fuerza vital al servicio de su amada Anne. Y llevará el conflicto que supone el cuidado de su esposa a ese lugar compartido que convierte en un campo de batalla en el que el único ejército es su capacidad de aguante ante una situación que sabe que no va a mejorar. Las interpretaciones de Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva son soberbias, con una química que sostiene a toda la película. Aunque ambos actores se fueron de vacío en Cannes, ahora Riva goza de una nueva oportunidad en una gala de los Oscar que coincide con su 86 cumpleaños.

'Amor' se convierte así en una desarmante reivindicación de un sentimiento cuya fortaleza no es comprendida por aquellos que no la viven. El personaje de la hija de ambos, interpretado por Isabelle Huppert, representa precisamente esa incomprensión, esa falta de empatía y visión casi científica del dramático problema que tiene el que tan solo roza con los dedos la tragedia en visitas ocasionales. El personaje de Eva es aquel hijo que mira la situación con una perspectiva que, edificada desde la distancia y la vida propia cimentada, no puede concebir ni compartir lo inabarcable del amor conyugal. Todo eso Haneke lo explica perfectamente, aunque quizás con un subrayado demasiado grueso.

Tan contundente golpe a la conciencia encuentra el problema de que la cinta es demasiado contemplativa y cae en un lento desarrollo, evitable con una mayor concisión que Haneke hubiera podido desplegar sin perjudicar el mensaje. Quizás esa cadencia es parte de la experiencia, de transmitir lo agotador de la circunstancia vital. Pero es excesiva.


Nota 8

Crítica Django Desencadenado



Hace unos días pude leer unas declaraciones de Leonardo DiCaprio en las que afirmaba disfrutar de trabajar con los más locos. Tal vez esa frase encaje bastante bien con lo que sucede en 'Django Desencadenado'. Una película en la que Quentin Tarantino demuestra no dejarse llevar por límites o cánones. Al menos ni la décima parte de lo que hacen otros compañeros de profesión.

Tarantino nos muestra una versión personal del modo en el que enfrentarse a las injusticias. De paso les saca los colores a sus compatriotas con las prácticas esclavistas que tanto rédito les ofrecieron en los albores de su fundación (Hollywood suele derivar responsabilidades en esto, o al menos diluir las patrias tanto que prácticamente parece como si "pasaran por allí"). Pero no hay que confundirse, 'Django Desencadenado' no es un alegato contra la esclavitud. Lo es, si es que tiene cierta parte de alegato, como una reivindicación contra la injusticia. Como el propio Tarantino afirma ¿por qué los que sufren las injusticias no se levantan y acaban con los que les tienen oprimidos?


Nota 7

Crítica los Miserables


¿Qué echamos de menos cuando nos sentamos en la butaca de un teatro? ¿Qué factor se nos escapa por las limitaciones del medio teatral que el cine sí puede aportar? Un teatro nos permite captar las emociones desnudas de las interpretaciones de los actores, sus voces reverberan por el patio de butacas y nos llegan sin la barrera de la pantalla, que hace de involuntario dique al alma que pone el intérprete en cada canción.

Tom Hooper se ha debido plantear que la forma de superar estas limitaciones es colocar la cámara justo donde al ojo del espectador teatral le cuesta más llegar. Justo en el rostro del intérprete. Así, exprime en cada primer plano la expresión íntima y talento de grandes intérpretes como Hugh Jackman y Anne Hathaway. A esta última reserva en sus escasos minutos en pantalla la mejor escena, la canción más emocionante y que sirve de leit motiv a la obra y, en fin, el papel que sirve de palanca a algunas de las principales líneas de la acción, aunque esta se reparte de forma eficaz en diversos niveles. En ellos los dilemas morales y los máximos exponentes de sentimientos como el amor, el odio y la obsesión tienen su personificación en los diversos personajes concebidos por el dramaturgo francés.

Son esos elementos universales los que dan vida y grandeza a esta historia, y se mantienen en su versión musical y en una adaptación cinematográfica que cuenta con un estupendo diseño de producción y un talento actoral en el que, además de los citados, brillan con luz propia Russell Crowe y, especialmente la debutante en el medio cinematográfico Samantha Barks, quien ya había interpretado curiosamente el papel de Eponine en el West End londinense. Y vaya si domina el personaje, especialmente frente a una bastante más discreta Amanda Seyfried y a un simplemente correcto Eddie Redmayne.

Sabe llegar al espectador este musical filmado sin abusar de panorámicas ni gozar de grandes planos generales, pero resultando igualmente épico.

¿Y es que hay algo más épico que las emociones bien transmitidas?



Nota 8

Crítica Los últimos días


Parece que ciertos géneros estén aquejados de un determinismo que pocos se atreven a romper. Si parece que las películas, por ejemplo, de terror found footage están marcadas por la aparente necesidad de un final abrupto y trágico, parece que igualmente las películas apocalípticas deben de seguir unas líneas, unas pautas en las que tienen que haber personajes que sucumben continuamente a sus debilidades y en donde no puede faltar, por supuesto, ese carácter especialmente odioso en el grupo de supervivientes cuya presencia es más negativa para el resto que la propia amenaza.

Grande es el que se rebela, el que no acepta, el que transgrede esa tentación de hacer lo mismo. Los hermanos Alex y David pastor nos presentan el Fin del Mundo entendido como una catarsis, una vuelta a los orígenes, a las cuevas en las que ante el fuego se contaban historias.

Lo hacen, además de con esta frescura que aporta nueva savia al género, con un pulso narrativo envidiable, en el que continuamente deseas saber lo que va a ocurrir tras cada fotograma. La cámara estupendamente movida de los Pastor, sin hurtar totalmente la lucha de supervivencia en la que desembocaría un caos como el que origina su inédita idea -una agorafobia colectiva es el detonante del fin de la civilización-, nos muestra la evolución de la relación entre dos personajes como los de Quim Gutierrez y José Coronado.

Lo hace con la aportación de sus interpretaciones -especialmente la de un, una vez más, encomiable Coronado-, y con un estilo narrativo que también nos retrotrae incluso -entre otras influencias cinematográficas- a la forma de contar historias de aventuras de finales del siglo XIX. 

Todo eso en el marco de una Barcelona magníficamente retratada, una Barcelona que luce bella... incluso en su versión apocalíptica.





Nota 7

Crítica Iron Man 3



En 'Iron Man 3' podemos ver a un Tony Stark en verdaderos problemas. Sí, en 'Iron Man' se convirtió en lo que todos conocemos, en 'Iron Man 2' se enfrentó a un genio del crimen que incluso le ponía ante él a un ejército de drones, y sin ir más lejos en 'Los Vengadores' se enfrentó a un ejército extraterrestre. Pero no es hasta 'Iron Man 3' cuando Stark (genialmente interpretado por Robert Downey Jr) cuando se vio las caras con un villano implacable, inteligente hasta decir basta y con recursos prácticamente inagotables gracias a fuentes que no revelaré para no destripar en absoluto la producción.


'Iron Man 3' muestra la omnipresente mano de Shane Black, director que deja su impronta en la principal apuesta de Marvel para el año 2013. Y no defrauda en sus pretensiones. Su nueva simbiosis con Robert Downey Jr para la consecución de un argumento contundente consigue eclosionar de una forma más que adecuada.

'Iron Man 2' dejó una gran sensación de frialdad entre los aficionados al género que, de facto, se convirtió el de las adaptaciones de cómic. Uno de los personajes responsables de la explosión taquillera de Marvel regresa en 2013 con una película solvente, de empaque y que merece la pena ver.




Nota 8