sábado, 8 de junio de 2013

Crítica Mátalos Suavemente


Si Brad Pitt pretendía que este Jackie Coogan, este asesino a sueldo de particulares métodos y filosofofía, fuera a marcar un antes y un después de su carrera, tendrá que seguir esperando. En 'Mátalos suavemente', Coogan es llamado para solucionar el robo durante una partida de póquer con dinero sucio, y su personalidad la marcan una declaración de intenciones (le gusta matar rápido, limpio y a distancia, de ahí el nombre de la película), y un punto de vista mercantilista de su particular oficio en una América sacudida por la crisis económica y en el marco temporal de la llegada de Obama a la presidencia. Lo de la declaración de intenciones no tiene más valor que el de dar algo de sabor a un personaje que no tiene realmente mayor calado en sus acciones, pero la parte de esa crisis económica que condiciona el comportamiento de los personajes, sí es un gran acierto.

Efectivamente, en 'Mátalos suavemente', pese a lo raquítico, sencillo, y esquemático de su guión, que podría haber dado para un corto de treinta minutos, se refleja la necesidad imperiosa de dinero de la que adolecemos hoy en día por culpa de su escasez. Se muestra muy bien como ese dinero, por su carestía, se ha convertido en un elemento de disputa extrema en las relaciones, tanto entre individuos como entre gobiernos y ciudadanos, como si fuera ese petroleo o esa agua de las películas post apocalípticas. 

Ese trasfondo, ese discurso de un inminente Obama del año 2008 con sus promesas y discursos que no calan en el filosófico pero materialista Jackie Coogan, son lo mejor de 'Mátalos suavemente', que por lo demás mezcla bajo una dirección solvente el estilo de las películas de Martin Scorsese (ahí está la elección de Ray Liotta para atestiguarlo de forma gráfica) y los diálogos alargados de Tarantino, pero sin aportar nada nuevo ni sorprendente.


Nota 7

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